jueves, 12 de agosto de 2010

7ª hoja


Ya digo la casa es muy humilde, no tiene cloaca al punto de que es un problema sacar el agua, cocinan a leña porque la garrafa esta muy cara y a todo esto le sumamos la falta de participación de las madres de los chicos, Jorgelina recibe cualquier mano que este disponible a ayudar.
Luego de servirle la comida al batallón de 120 chicos, empieza el partido de Argentina y Alemania, me siento al lado del marido de Jorgelina, frente al televisor, plato en mano y a sufrir todo el partido. termina y ya es hora de irnos, al momento de despedirnos de jorgelina, ella rompe en llanto contagiandonos, quizás a mi me da bronca por que no puedo entender como alguien, que vive para los demás, haciendo lo que el estado debería hacer, no recibe ninguna mano.
Ya de noche en la casa de Rosita, nos recibe ella y sus dos angelitos, Daina de 8 años y Florencia de 5.
Enseguida se arma una pizzeada donde llega jorgelina, una amiga de ella Cristina y un Agente sanitario que trabaja en el comedor no recuerdo su nombre pero es un hombre macanudo, entre charlas comenta que vivió en La Matanza y conoce su mala fama.
Es una despedida inolvidable, esa noche dormimos en lo de Rosita, ella es un ángel que con sus dos angelitos la pelea todos los días.
Esa noche ella durmió con sus hijas y a nosotros nos cedió su cuarto como uno mas de sus actos de buena fe.
A la mañana nos encontramos con un superdesayuno, jamas nos pidió un centavo, aunque no lo tuvieramos.
A la hora de partir hacia Jujuy(San salvador) se nos llenan los ojos de lágrimas, pero nos consolamos pensando en que pronto nos veremos.

Que bueno fue haber escrito esto, por que puedo asegurar que mientras lo leo vuelvo en un instante a cada segundo de aquel viaje, puedo recordar y sentir muchas cosas, ojala esto pueda servir de algo y les deje un mensaje para quien lo lea.

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